No, que yo no hablo de amor, que no creo en esa palabreja, que hablo de AMISTAD en mayúsculas de esas que nos hacen cómplices, que nos hacen desnudar el alma... Donde la palabra es sentimiento y el sentimiento es confianza... Donde no hay dolor porque todo se habla, y todo se habla sencillamente porque surge. Allí donde el tiempo se para, solo quedan dos músculos que laten al unísono, y ya no existen los móviles, ni las ventanas, ni la calle, nuestras vidas quedan aparcadas. Solo contigo es posible ese silencio absoluto, donde las pupilas son léxico, las manos la palabra, el cariño se hace suspiro, y música circula nuestras venas, coreografiando sueños, hilvanando recuerdos que crean un nuevo estampado sobre caricias tejidas en silencio, encadenando el tiempo